Cuando nos referimos, desde un punto de vista botánico al sistema radicular, también denominado como sistema radical o aparato radicular en algunos países, lo hacemos al conjunto de raíces que desarrolla una misma planta.
Tipos de sistemas radiculares
La raíz es el órgano por excelencia de absorción de agua y nutrientes, así como soporte de las plantas adultas, ya que también encontramos el término radícula, que identifica el órgano temporal que se presenta durante la germinación de las semillas y desaparece al concluir la fase de plántula.
El sistema radicular presenta diferentes variables en función del género e incluso la especie. Raíces pivotantes o axonomorfa, fasciculadas, napiformes, ramificadas, tuberosas o adventicias son ejemplos de ello.
En su forma de desarrollo, también influye el método de reproducción de la planta porque, por ejemplo, una determinada planta que al germinar desarrolla por su genética una raíz pivotante, cuando es multiplicada vía esqueje o in vitro, su sistema radicular perderá esta condición a favor de uno fasciculado.
Estas raíces, en su natural desarrollo, evolucionarán mejor o peor en su vida, condicionadas por las características físicas y químicas del suelo, así como climáticas.
También lo hacen en función de las prácticas culturales realizadas durante su cultivo, por ejemplo, si se cultiva con riego localizado, por aspersión o a manta. Bajo estas distintas técnicas, varía la repartición del agua y nutrientes en el suelo o sustrato y como consecuencia la exploración radicular en el mismo.
En todo este contexto, el aparato radicular también evoluciona en el tiempo, ya que va asociado a la fase de cultivo en el que se encuentre.
Bioestimulantes inductores del desarrollo radicular
Ya sean cultivos frutales, hortícolas u ornamentales, un buen sistema radicular formará parte de la rentabilidad del cultivo, porque participa activamente en el buen estado nutricional de la planta. Y no solo en ello, sino también de forma indirecta en su estado sanitario, porque unas plantas más fuertes, también son plantas más sanas.
Como hemos avanzado, el estado fenológico en el que se encuentra una planta implicará un estado determinado de su sistema radicular y, en consecuencia, el técnico de campo podrá valorar si conviene o no actuar para mejorar o ayudar a su desarrollo. Lo podemos definir como asistencias puntuales para mejorar el sistema radicular.
Estos momentos suelen coincidir con fechas del cultivo concretas, por ejemplo, en el trasplante o la siembra, salida de épocas invernales e incluso, durante el esquejado. Fases donde poder estimular la formación de nuevas raíces, mejorando la arquitectura del sistema radicular y conseguir un mejor asentamiento del cultivo en el suelo.
Productos bioestimulantes para potenciar el desarrollo radicular
JISA, ha desarrollado y formulado diferentes bioestimulantes para potenciar el desarrollo del aparato radicular. Y uno de ellos, el más especializado para su aplicación en fases estratégicas, es el Raici.
El Raici es un formulado especial a base de aminoácidos de síntesis y NPK, especialmente indicado para actuar en los momentos de enraizamiento en hortícolas, esquejes y plantones.
Pero también es muy eficiente cuando es aplicado en cultivos adultos, tanto de herbáceos como de frutales, actuando en la regeneración de la masa radicular, por lo que se optimiza el aprovechamiento de todos los nutrientes por la planta.
En su formulación se encuentran determinados aminoácidos libres, que inducen a la formación de nuevas raíces, consiguiendo un mejor asentamiento del cultivo en el suelo. En su aminograma (conjunto de aminoácidos presentes) se encuentran Triptófano, Metionina, Glicina, Lisina, Glutámico, Aspártico y Treonina, por ejemplo.
Modo y dosis de empleo de un inductor radicular
El modo de empleo de un inductor radicular varía en función del tipo de planta, estado y por supuesto si se encuentra en cultivo o es en fase de estaquillado.
En el caso de Raici, en plantas hortícolas (tomates, pimientos, berenjenas, melones, sandías, calabacín, etc.) se recomienda hacerlo en el riego localizado en 2 a 3 aplicaciones tras el trasplante. Ya en cultivo avanzado, también es aconsejable realizar aplicaciones esporádicas con el objetivo de ayudar a la regeneración de las raíces.
Respecto a árboles frutales (peral, manzano, melocotonero, ciruelo, albaricoque, kiwi, kaki, granado, etc.), cítricos, olivo, vid, platanera y bananera, forestales y cultivos tropicales (mango, aguacate, chirimoyo, papaya, pitahaya, …), se recomienda aportarlo en el riego después de efectuar la plantación. Dos aplicaciones en los primeros riegos son las adecuadas. En las plantaciones adultas, es interesante el hacer una aplicación después de la parada invernal.
Una técnica que da muy buenos resultados, considerada por los técnicos de JISA como “aplicación complementaria”, en sumergir las raíces en el momento de la plantación en una dilución de Raici en agua. La dosis varía entre las hortícolas y los plantones de frutales. Por ello es aconsejable la consulta previa.
Este mismo método de disolución es el aconsejado para mejorar el enraizado de esquejes y estaquillas.
Inductores ecológicos del desarrollo radicular
¿Puede ser un inductor del desarrollo radicular ecológico? La respuesta es sí, siempre y cuando las materias primas utilizadas en su formulación sean las adecuadas y además el producto final se encuentre certificado por una entidad competente.
Para su uso en cultivos ecológicos, JISA ha desarrollado el EcoRaici. Este está formulado con sustancias orgánicas de alta calidad, que, aplicada en las plantas aumenta la superficie de su sistema radicular y favorece el intercambio de sustancias entre raíz y microorganismos beneficiosos de la rizosfera, como son las rizobacterias y las micorrizas.
Por supuesto, EcoRaici, a través del Organismo de Control y Certificación internacional CAAE, posee la Confirmación de Compatibilidad para el ‘Uso de Insumos en la Agricultura Ecológica’. Producto certificado y compatible con los programas de manejo integrado y producción ecológica.