La Ley del Mínimo, también llamada Ley de Liebig, por el químico alemán que la desarrolló (Justus von Liebig); afirma que “ El crecimiento de una planta no es controlado por el monto total de los recursos disponibles, sino por el recurso más escaso, siendo este el limitante.”.
Bajo esta premisa, se entiende que, para el buen desarrollo de una planta, todos los factores que intervienen para ello, al margen de ser vitales, deben cumplir unos niveles mínimos, ya que, si alguno se encuentra por debajo de su nivel adecuado, este será quien limite el correcto estado de la planta.
Y esta Ley de Liebig es aplicable a todos los factores sin excepción, como son la luminosidad, humedad ambiente y del suelo, elementos fertilizantes, etc. Así, también se deduce que hasta el elemento más insignificante para la vida es en realidad imprescindible para ella.
Barril de la ley de Liebig.
Volviendo a la Ley de Liebig, este expuso como ejemplo su popular ilustración del Barril de la ley de Liebig. Esta consiste en un dibujo de barril en el que las duelas (tablas de madera que los forman) poseen diferentes alturas y en las que cada duela corresponde a un nutriente y su longitud representa la abundancia del mismo.
En este dibujo se muestra gráficamente como la duela (elemento) que se encuentra por debajo del mínimo que la planta necesita, es quien limita su correcto desarrollo.
Centrados en los elementos minerales que se consideran esenciales, son indispensables para el crecimiento de las plantas; de la misma forma son imprescindibles aquellos que se necesitan en gran cantidad (macroelementos), como aquellos que se necesitan en cantidades menores (elementos secundarios) e incluso los elementos que son requeridos en cantidades ínfimas (micronutrientes).
Por otra parte, las plantas absorben de la disolución del suelo solamente determinadas formas químicas de los elementos nutritivos. Bajo esta premisa, los elementos no siempre se encuentran en las formas disponibles por las plantas, por lo que puede darse un suelo con gran presencia de un determinado elemento que no se encuentra disponible para la planta y por lo tanto, como si este no estuviese.
Si se dan estos casos, para corregir este problema nutricional en la planta, dentro del área de productos para la Nutrición Vegetal JISA, se encuentra la familia de productos correctores de carencias, con los que se pueden aportar elementos nutritivos en formas disponibles para la planta y sirven de complemento a la fertilización mineral tradicional.