Una de las técnicas culturales de aporte de nutrientes a la planta es la denominada abonado foliar o fertilización foliar, como también se le conoce.

Esta consiste en la aplicación, mediante pulverización acuosa sobre el follaje de la planta, de determinados fertilizantes, tanto macroelementos como oligoelementos. Estos pueden ser aplicados desde un solo agronutriente, a la combinación de varios de ellos.

Hay que matizar que cuando nos referimos al concepto de fertilización foliar, debemos distinguirlo de la técnica de aporte de nutrientes vía riego por aspersión o manguera, por ejemplo. Si bien es cierto que estos nutrientes pueden poseer cierta eficacia nutricional vía foliar, el destino final de los nutrientes, en este caso, es ser aportados para su incorporación al suelo y sean tomados por la planta vía radicular.

De igual forma, los abonos foliares, sólidos y líquidos, tampoco deben ser confundidos con el concepto de correctores de carencias.

Abonado foliar en cítricos

¿Cuándo se debe aplicar un abono foliar?

Esta técnica suele emplearse en numerosos cultivos y en determinadas fases del mismo, básicamente como método para incorporar a la planta cantidades moderadas de nutrientes, ya sea para ajustar su nivel nutricional o compensar situaciones anómalas derivadas de la interferencia en el suelo.

Su momento y elementos agronutricionales de aplicación, para una respuesta eficaz, debe estar avalada por una decisión técnica y derivada de una necesidad justificada.

Así, la fertilización foliar es muy eficaz para el aporte moderado y rápido de nutrientes a la planta, siendo conscientes de que no sustituye la nutrición vía radicular.

Por ello, estamos siempre ante un tratamiento de choque con el objetivo de cubrir un estado deficitario de forma inmediata. En este contexto, los macronutrientes no juegan el mismo papel que los micronutrientes, ya que estos últimos, al ser necesitados por la planta en menor cantidad, la corrección de una determinada carencia es más eficaz.

En cuanto a los momentos adecuados para la aplicación de un abonado foliar, como hemos avanzado, estos difieren notablemente en función del cultivo. Pero como patrón, se pueden establecer una serie de criterios orientativos de utilidad.

Un momento interesante es cuando se prevé una posible deficiencia estacional transitoria derivada de unas necesidades de extracción elevadas del suelo. En el hemisferio norte, suele coincidir en muchos casos con las brotaciones de primavera.

En el caso de cultivos de fruto, como por ejemplo los cítricos, frutales de hueso (melocotón, ciruelo, albaricoque, …), frutales de pepita (manzana, pera, …), hortalizas de fruto (tomate, pimiento, berenjena, …) subtropicales (platanera y bananera, aguacate, mango, …), etc. puede ayudar a controlar determinadas alteraciones de los frutos o aportar efectos beneficiosos para su desarrollo. Incluso, antes de la floración, para estimular que esta se encuentre en mejores condiciones para su fecundación.

Si nos situamos en el periodo primaveral, el momento varía según la especie cultivada. Por poner un ejemplo, en el caso de los cítricos (mandarinos, naranjos, limoneros, pomelos, etc.), uno de los momentos adecuados es cuando la mayoría de sus nuevas hojas alcanzan su máximo desarrollo. Es entonces cuando, por una parte, se encuentra gran cantidad de masa foliar nueva y esta, además, presenta un grosor de parénquima todavía lo suficientemente fino para permitir una mejor absorción de los nutrientes.

Por supuesto, si pretendemos actuar sobre un determinado aspecto vinculado con la calidad del fruto o preparar a la planta para la entrada en invierno, en estos casos, las fechas cambian por estar en épocas estacionales distintas.

¿Cada cuánto tiempo se debe aplicar un abonado foliar?

La frecuencia de la fertilización foliar va asociada a las necesidades puntuales de cada cultivo.

En este aspecto, el conocimiento profesional del estado de la planta, junto con los resultados de unos análisis de hoja, definen la conveniencia o no de posibles repeticiones. Si estas invitan a ser realizadas en número más allá de lo aceptable, habrá que prestar atención al estado del sistema radicular, nivel de fertilización del suelo y estado físico y químico del mismo.

Aplicando fertilizante foliar

También, para mejorar la eficacia de la fertilización foliar, en ciertas especies cuyas hojas posean una cubierta cerosa, por ejemplo, los cítricos o cebollas, la incorporación a la solución de un agente mojante.

Otra técnica que mejora la eficacia, es mantener mediante un agente tampón si es necesario, el pH del caldo con el que se pulveriza, entre 6 y 6,5.

Abonos foliares de calidad

Es sabido que entre el catálogo de abonos foliares que se pueden encontrar en el mercado, no todos los fertilizantes foliares poseen la misma calidad y, por lo tanto, eficacia.

También, sin que esto tenga que ser necesariamente vinculante, la respuesta a la pregunta del precio de un abono foliar, no aporta garantías de su calidad, aunque si es cierto que en muchos casos sí va relacionado (precio – calidad).

Así, la garantía de que un abono foliar sea de calidad, reside principalmente en la empresa fabricante. En este sentido, el catálogo de fertilizantes foliares líquidos fabricados en JISA cuentan con materias primas de total solubilidad, permitiendo una absorción rápida a través de sus estomas.

De igual forma, en el caso de nuestro catálogo de fertilizantes foliares sólidos, el proceso de fabricación emplea materias primas de excelente calidad, sin cloruros. También son productos en forma de polvo soluble que, mediante procesos especiales de molienda, se consigue la homogeneización del formulado y con un tamaño de partícula más pequeño que la de los abonos tradicionales utilizados para fertirrigación.

El nitrógeno, el fósforo y el potasio en abonos foliares

Tanto el nitrógeno, como el fósforo y el potasio, puede encontrarse en determinadas formulaciones, no siendo todas las más adecuadas para su asimilación vía foliar.

En el caso del nitrógeno (N), el compuesto más empleado para ser aplicado vía foliar es en su estado ureico. El fósforo (P) es pentóxido de fósforo y en el caso del potasio (K) óxido de potasio.

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