El boro es uno de los microelementos u oligoelementos esenciales en la nutrición de las plantas. Tiene el número atómico 5 y se le identifica con el símbolo B. Es un metaloide, con propiedades intermedias entre metales y no metales, y aunque su función en las plantas aún es relativamente poco conocida, es sabido que tiene un papel fundamental en el metabolismo de las mismas.

Los compuestos del boro han sido conocidos durante miles de años, siendo el más famoso de todos ellos el bórax. Al margen de su uso como fertilizante, se utilizaba para hacer esmaltes cerámicos en China en el 300 a.C, en la antigua roma para fabricar cristal, e incluso los antiguos egipcios usaban natrón, que contenía boratos y otras sales comunes, como parte del proceso de momificación.

El boro fue aislado por primera vez, sin darse cuenta de que habían obtenido un elemento, en 1808 por Sir Humphry Davy, Joseph Louis Gay-Lussac, y Louis Jacques Thénard.

Pero fue el químico sueco Jöns Jacob Berzelius, en 1824, quien lo identificó como elemento o sustancia elemental. Unos años después, en 1857, Wittstein y Apoiger pusieron de manifiesto que el boro se encuentra como elemento mineral integrante de algunas plantas. Y ya en 1912, Bertrand señaló el empleo de sales de boro para mejorar el rendimiento de los cultivos.

Funciones del boro en los cultivos.

Entre las diferentes funciones del boro (B) en las plantas, se sabe que actúa como modulador de actividades enzimáticas y que desempeña un papel esencial en aspectos como:

  • El transporte de azúcares.
  • El metabolismo de ácidos nucleicos.
  • La biosíntesis de carbohidratos.
  • La fotosíntesis.
  • El metabolismo proteico.
  • Síntesis y estabilidad de las paredes y membranas celulares.

En cuanto a la forma en la que el boro es absorbido por las raíces de la planta, es como ácido bórico B03H3 no disociado.

Cultivo de fresa en Huelva

El boro en la floración y cuajado de los frutos.

El boro tiene un papel destacado en la fase de floración, incidiendo de forma esencial en la polinización y el cuajado de los frutos.

En este contexto, por ejemplo, una carencia de boro puede provocar la polinización incompleta del maíz o impedir el desarrollo óptimo de la vaina en la soja.

Como consecuencia indirecta, pero no por ello menos importante, el correcto nivel de boro en la planta durante esta fase de cultivo, contribuye a mejorar la apetencia de estas flores por los insectos polinizadores. Principalmente, porque aporta un aumento de néctar, un recorte de la longitud del tubo de la corola, consiguiendo, en su conjunto, flores más atractivas para las abejas y abejorros.

Otra de sus virtudes apreciadas en esta fase de floración es su incidencia en la resistencia a daños causados por heladas.

El boro en el suelo.

El boro como oligoelemento en el suelo, se puede encontrar en diferentes formas. Entre ellas:

  • Unido a los hidróxidos de hierro (Fe) y aluminio (Al).
  • En la propia materia orgánica, de la que se va liberando progresivamente gracias a la actividad de los microorganismos.
  • Disuelto en la solución del suelo como ácido bórico (B03H3) o ion boratado B(0H)4.
  • Formando parte de algunos minerales, como boratos (borax – Na2B4O7.10H2O, colemanita – Ca2B6O11.5H2O y ludwigita – Mg2FeBO5) o borosilicatos (turmalina o axinita).
  • Adsorbido por minerales arcillosos.

El contenido de boro total en el suelo de campo, al predominar en rocas sedimentarias con origen marino y por ser un elemento que se encuentra en cantidades importantes en el agua de mar, puede situarse en niveles muy distintos, variando de 2 a 200 ppm. Lamentablemente, la mayor parte de este micronutriente no es asimilable por las plantas.

También son importantes las características de los terrenos o suelos agrícolas. Si son de textura arenosa, por lo general, contienen menos boro asimilable que los arcillosos, porque el boro asimilable disuelto en la solución del suelo es fácilmente lavado por lluvias o riegos copiosos.

En el caso de los suelos arcillosos, se reduce su disponibilidad inmediata para ser absorbido por la planta, porque es retenido con fuerza por las arcillas y calizas.

Como hemos adelantado, el boro es asimilable por las raíces en estado de ácido bórico B03H3 no disociado, representando así tan solo una pequeña cantidad respecto al boro total, estimada entre 0.1 y 3 ppm. También, el boro asimilable, se concentra preferentemente en las capas superficiales de los suelos con buen drenaje, estando íntimamente ligado a la materia orgánica.

En los sustratos inertes utilizados en hidroponía (lana de roca, perlita, fibra de coco, etc.), el contenido de boro es prácticamente inexistente en la mayoría y se lava con mucha facilidad con los riegos.

Abonado de lechugas por goteo

Síntomas de carencia de boro en las plantas.

Relacionado con su actividad como modulador de actividades enzimáticas, los síntomas de deficiencia de boro en la planta están relacionados con proliferación de células deformadas, degeneración de tejidos meristemáticos y de membranas celulares, acumulación de compuestos fenólicos en las vacuolas, incremento de la actividad ascorbato oxidasa en hojas, aparición de zonas fibrosas, disminución de contenido en azúcares en frutos y tubérculos, etc.

Un aspecto a tener en cuenta es que el boro, al no desplazarse fácilmente desde las hojas basales, presenta síntomas inicialmente en las partes más jóvenes de la planta. Así, las nuevas hojas pueden verse deformadas, más o menos rizadas, gruesas y quebradizas, más pequeñas y curvadas hacia adentro, con nervios asimétricos y a veces, variando sus tonos naturales hacia otros más oscuros, muriendo al final.

En cuanto a su porte, la planta tiende a presentar una apariencia encogida, con peciolos y tallos más gruesos, fibrosos y frágiles de lo normal.

En flores y frutos se aprecia una alteración en su formación, con aspecto deformado. En el caso específico de los cítricos, crece de forma exagerada su relación corteza/pulpa.

La carencia de boro se manifiesta en forma de fisiopatías específicas de determinadas especies vegetales. Este es el caso del llamado mal de corazón de la remolacha (heart rot), la médula acuosa de los nabos (water core), o el pedúnculo agujereado de la coliflor (hollow stem).

Síntomas de exceso de boro en las plantas

El exceso de boro puede llegar a ser tóxico para un gran número de especies. Los síntomas de toxicidad se pueden manifestar por la necrosis progresiva de las hojas. Estas suelen empezar a amarillear por sus bordes y progresan con quemaduras entre los nervios secundarios, avanzando hacia el central. Finalmente ennegrecen y caen prematuramente.

Técnicamente se establece una clasificación de plantas según su tolerancia al exceso de boro. Esta contempla tres bloques en los que nombramos algunos cultivos como ejemplo:

  • Cultivos más sensibles: Cítricos, fresa y fresón, melocotoneros, higuera y viña.
  • Cultivos semitolerantes: Alfalfa, cebada, lechuga, maíz, patata, tabaco, tomate y zanahoria.
  • Cultivos más tolerantes: Alcachofa, algodón, espárragos, nabo y remolacha.

Una condición propicia a la aparición de problemas de exceso de boro es el cultivo en terrenos procedentes de sedimentos marinos, áridos o aquellos que contienen roca madre rica en boro. Si a ello se le suma un aporte extra de boro o se fertiliza con compost urbano, se añaden circunstancias que promueven su exceso y, por lo tanto, riesgo de toxicidad.

Correctores sólidos y líquidos de carencia de boro

Aplicación de boro como fertilizante.

La aplicación del boro para la corrección de su deficiencia, de forma tradicional está basada en diferentes compuestos. Entre ellos:

  • El bórax, también se le llama Borato sódico o Tetraborato sódico – Na2B4O7.10H2O – con una riqueza de Boro del 11 al 12%.
  • El Ácido bórico – B03H3 – con una riqueza de Boro 17,5%
  • Pentaborato sódico – Na2B10O16·10H2O – con unar riqueza de Boro de 19%.
  • Octoborato de sodio tetrahidratado – Na2B8O13·4 H2O – con una riqueza de Boro del 20,9%.
  • La Colemanita – Ca2B6O11.SH2O – con una riqueza de Boro entre el 11 al 15%.
  • Boro etanolamina – con una riqueza de Boro de 10-11%.

Para una agricultura de precisión, en cultivos de alto rendimiento, JISA ha desarrollado formulados para la prevención o corrección de la carencia de boro de forma eficiente.

Entre ellos se encuentran:

  • Nutrijisa® Boro, de formulación líquida a base de Boro etanolamina, que permite una buena asimilación a través de la cutícula de la hoja y posee una gran estabilidad.
  • Nutrijisa® Calcio-Boro, como formulado en el que se combinan calcio complejado y el boro etanolamina con lo que favorece la eficacia del tratamiento foliar, para mejorar la absorción por la planta de ambos nutrientes.
  • Cuajemax®, bioestimulante para floración y cuajado de frutos, es una fórmula especialmente diseñada para mejorar la disponibilidad y movilidad de Boro en todos los cultivos. Se utiliza principalmente en los momentos de mayor necesidad de este microelemento, como la fase de floración y la de cuajado de frutos.

Boro ecológico.

Para corregir y prevenir los estados carenciales de boro en cultivos ecológicos, JISA tiene su formulado Nutrijisa® Boro, certificado por CAAE, entidad de ámbito internacional en certificación orgánica.

Corrector de carencia de boro en tomate

Momento de aplicación del boro para corregir o prevenir su carencia.

En el caso del formulado Nutrijisa® Boro, permite corregir y prevenir los estados carenciales de este oligoelemento. También es recomendado su aporte continuado en aquellos cultivos exigentes en boro.

Este formulado, a base de boro etanolamina, puede ser empleado en todo tipo de cultivos. En cuanto al momento y dosis, para obtener su máxima eficacia, debe contar con el adecuado asesoramiento técnico.

Como orientación, el momento de aplicación del boro para corregir o prevenir su carencia en diferentes cultivos, es:

  • Olivo. Se puede aplicar unas tres semanas antes de la floración y en otoño.
  • Girasol. A partir de la quinta y sexta hoja tras su germinación.
  • Alfalfa. Después de cada corte.
  • Fresón. En estado de botón blanco y antes de la floración.
  • Hortícolas. En prefloración y después del cuajado de los frutos.
  • Frutales y cítricos. En prefloración, caída de pétalos y después del cuajado.
  • Vid. En prefloración y después del cuajado.
  • Remolacha. A partir de la sexta u octava hoja tras su germinación.
  • Y en ornamentales. Al inicio de la vegetación.

Dosis de aplicación del boro para corregir o prevenir su carencia.

Las dosis de aplicación de los productos a base de boro para corrección o prevención de carencias dependen de múltiples factores como el cultivo y estado del mismo, características del terreno, el nivel y estado del boro en el suelo, y en primer lugar la concentración y forma mineral en que se encuentra el boro en el producto a utilizar.

Podemos aportar unas dosis orientativas, que deben ser supervisadas y ajustadas por el técnico responsable del cultivo, en referencia a Nutrijisa® Boro:

  • Olivo, alfalfa, frutales, cítricos, vid y remolacha. La dosis puede estar comprendida entre los 200 y 300 centímetros cúbicos por hectólitro vía foliar, y de 1 a 2 litros por hectárea vía radicular.
  • En girasol. Entre los 300 y 600 centímetros cúbicos por hectólitro vía foliar, y de 1 a 3 litros por hectárea vía radicular.
  • Para el fresón. Entre los 150 y 300 centímetros cúbicos por hectólitro vía foliar, y de 2 a 3 litros por hectárea vía radicular.
  • Para hortícolas. Entre los 200 y 400 centímetros cúbicos por hectólitro vía foliar, y de 2 a 4 litros por hectárea vía radicular.
  • Frutales, cítricos, vid y remolacha. Entre los 200 y 300 centímetros cúbicos por hectólitro vía foliar, y de 2 a 3 litros por hectárea vía radicular.
  • Ornamentales. La dosis puede estar comprendida entre los 200 y 300 centímetros cúbicos por hectólitro vía foliar, y de 2 a 4 litros por hectárea vía radicular.

Si desea más información sobre las diferentes soluciones y recomendaciones para la aplicación de boro en sus cultivos, el equipo técnico de JISA le asesorará gustosamente.

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