La rentabilidad de una explotación agrícola, cuyo producto final es el fruto, se decide en gran medida durante las fases reproductivas del cultivo. Por ello, la floración y el cuajado son la base de una cosecha rentable y de calidad.

Así, la transición del estado vegetativo al reproductivo, que comprende la inducción floral, la floración y el posterior cuajado del fruto, es uno de los momentos fisiológicos más delicados y de mayor demanda energética para la planta.

Inicialmente, cada flor representa un fruto potencial, y una gestión agronómica precisa durante este periodo, es determinante para alcanzar los objetivos previstos.

Racimo de uva cuajada

La floración y el cuajado en cultivos de frutos.

En cultivos hortícolas como el tomate, pimiento, pepino, judía, calabacín, berenjena, fresa, melón o sandía, por ejemplo, el éxito del cuajado afecta directamente en el número de frutos por planta y, por tanto, en el rendimiento final.

En el caso de frutales de hueso y pepita, cítricos o vid, una floración y cuajado homogéneos equivale a una cosecha agrupada y de calibres uniformes. Esta importancia se puede extender a los cultivos tropicales y subtropicales de gran valor comercial, como, por ejemplo, el aguacate, mango, papaya, plátano y banano, chirimoya o pitahaya, donde la correcta formación del fruto define su aceptación en los mercados.

Este proceso no consiste únicamente en la formación de flores, sino en asegurar que estas sean viables, que la polinización sea efectiva y que la fecundación dé lugar a un embrión que inicie correctamente el desarrollo del fruto. Cualquier fallo en cualquiera de estas fases se traduce en una merma directa del potencial productivo del cultivo.

El desafío del estrés abiótico en las fases reproductivas.

La fisiología de la floración y el cuajado es extremadamente sensible a las condiciones ambientales, y en el escenario de cambio climático actual, caracterizado por una mayor frecuencia de eventos extremos, supone un desafío agronómico.

Factores como el estrés térmico, hídrico o salino actúan negativamente sobre estos procesos clave. Por ejemplo, en el caso de las altas temperaturas, pueden deshidratar el estigma, reducir la viabilidad del polen e incluso provocar la caída de flores. En un déficit hídrico, se altera el balance hormonal de la planta, favoreciendo la síntesis de ácido abscísico y provocando un clareo fisiológico excesivo, con caída de flores y frutos recién cuajados.

Del mismo modo, una elevada salinidad en el suelo o en el agua de riego, dificulta la absorción de agua y nutrientes, generando un estrés que la planta gestiona limitando sus procesos reproductivos para garantizar su supervivencia. Estos factores, de forma individual o combinada, comprometen seriamente la cosecha.

Inductor de floración y cuajado de frutos Cuajemax

Estrategias de bioestimulación para mejorar la floración y el cuajado.

Frente a este escenario, la aplicación de estrategias de bioestimulación se vuelven fundamentales para contribuir y ayudar a modular la respuesta de la planta al estrés y asegurar que los procesos reproductivos se desarrollen con la máxima eficiencia.

Para estos casos, dentro del catálogo de bioestimulantes agrícolas, y en concreto en el de inductores fisiológicos JISA, se encuentra el inductor de floración y cuajado de frutos Cuajemax®, una solución de reconocido prestigio, un formulado de referencia desarrollado para actuar específicamente en las fases de inducción floral, floración y cuajado.

Su formulación, basada en materias primas de alta calidad, entre las que se encuentra extractos de Ascophyllum nodosum, está diseñada para aportar a la planta los precursores y la energía necesarios para afrontar este periodo de máxima demanda. Este, actúa como un activador fisiológico, mejorando la fertilidad de las flores, estimulando la germinación del tubo polínico y favoreciendo una fecundación óptima. De esta manera, se aumenta significativamente el porcentaje de flores que se convierten en frutos viables, incluso en condiciones ambientales desfavorables.

Sus dosis varían entre 150 y 250 g/hl en varias aplicaciones durante el cultivo vía foliar, y de 1,5 a 2,5 kg/ha en cada aplicación vía radicular. En este contexto, el conocimiento del estado concreto de la planta y características del cultivo deben tenerse en cuenta. Para ello, el asesoramiento del técnico comercial de JISA, pone a disposición de sus clientes, los conocimientos precisos en esta materia.

Con la aplicación del inductor de floración y cuajado de frutos Cuajemax® se traduce en un aumento del rendimiento de las plantaciones. Pero conseguir un número mayor de frutos cuajados solo es un primer paso, ya que, al asegurar un desarrollo inicial óptimo del fruto, también se sientan las bases para obtener frutos con mejor calibre, mayor peso y una maduración más uniforme… en definitiva, una cosecha de mayor calidad.

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