Los bioestimulantes y el estrés abiótico, una solución sostenible para combatir los estreses que se dan en agricultura.

Las plantas son organismos vivos que, al igual que los seres humanos, están sujetas a diversas formas de estrés en su entorno. Desde cambios ambientales hasta ataques de plagas, las plantas deben enfrentar numerosos desafíos para sobrevivir y crecer de manera saludable.

Afortunadamente, la ciencia agrícola ha desarrollado una variedad de soluciones para ayudar a las plantas a enfrentar estos desafíos, y los bioestimulantes agrícolas se han convertido en una herramienta eficaz en este sentido. En este artículo, exploraremos qué son los bioestimulantes y cómo pueden ayudar a las plantas a enfrentar diferentes tipos de estrés.

¿Qué son los bioestimulantes agrícolas?

Los bioestimulantes para las plantas son productos agrícolas que se utilizan para mejorar el crecimiento y la productividad de las plantas. A diferencia de los fertilizantes convencionales, que proporcionan nutrientes específicos para el desarrollo de las plantas, los bioestimulantes actúan de manera diferente. Estos productos contienen sustancias minerales (que no son nutrientes vegetales esenciales) o sustancias orgánicas o microorganismos beneficiosos que estimulan los procesos fisiológicos de las plantas y mejoran su capacidad para tolerar el estrés abiótico y biótico.

Los bioestimulantes pueden tener diferentes composiciones u orígenes, como extractos de algas, aminoácidos, ácidos húmicos y fúlvicos, enzimas, vitaminas, microorganismos benéficos y otros compuestos de origen natural. Estos productos se aplican generalmente pulverizados a la planta o en el suelo, y pueden ayudar a mejorar la germinación, la brotación, el enraizamiento, la absorción de nutrientes, el crecimiento vegetativo, los procesos reproductivos y de desarrollo de los frutos, así como la calidad y rendimiento de los cultivos.

El estrés abiótico y estrés biótico.

Las plantas están sometidas a diversos tipos de estrés en su entorno, los cuales pueden ser clasificados en dos categorías principales: estrés abiótico y estrés biótico.

En la producción vegetal, las plantas están constantemente expuestas a factores abióticos que pueden generar estrés y afectar su crecimiento y rendimiento. El estrés abiótico se refiere a condiciones ambientales adversas, como sequías, temperaturas extremas, salinidad del suelo, inundaciones y deficiencia de nutrientes, que pueden limitar la capacidad de las plantas para llevar a cabo sus funciones vitales.

El estrés biótico, por otro lado, se refiere a los ataques de organismos vivos, como aves, mamíferos, artrópodos, microorganismos y especies arvenses, que afectan a las plantas. Estos organismos pueden dañar directamente los tejidos de las plantas o interferir con su metabolismo y debilitar su sistema inmunológico, lo que resulta en una disminución del crecimiento y rendimiento.

Campo de naranjos

Tipos de estrés abiótico.

La sequía es uno de los principales factores de estrés abiótico que afecta a las plantas. La falta de agua limita la capacidad de las plantas para llevar a cabo la fotosíntesis, absorber nutrientes y mantener una turgencia adecuada. Esto puede resultar en una reducción del crecimiento y la producción de cultivos.

Las inundaciones causadas por lluvias intensas o por desbordamiento de ríos pueden sumergir las raíces de las plantas, limitando su capacidad para obtener oxígeno. Esto puede llevar a la falta de respiración y daños en las raíces, afectando la absorción de nutrientes y el metabolismo de las plantas.

El estrés térmico, ya sea por altas o bajas temperaturas, puede afectar la germinación de las semillas, el desarrollo de las plántulas, la floración y la formación de frutos. Las altas temperaturas también pueden provocar deshidratación y daños en los tejidos vegetales, mientras que las bajas temperaturas pueden causar congelación y daño celular, o simplemente menor desarrollo o detención del mismo al situarse por debajo de la temperatura óptima fisiológica.

La salinidad del suelo se refiere a la acumulación excesiva de sales, como el sodio y el cloruro, en el suelo. Esto puede ocurrir naturalmente en áreas con riego deficiente o en suelos afectados por la intrusión de agua salina. También de forma artificial por fertilización excesiva o inapropiada. La salinidad del suelo afecta la absorción de agua y nutrientes por parte de las plantas, lo que conduce a un estrés osmótico y desequilibrios iónicos.

La carencia de nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes, puede afectar el crecimiento y desarrollo de las plantas. La deficiencia de nutrientes limita la síntesis de proteínas, la fotosíntesis y otros procesos metabólicos clave en las plantas.

Se podrían enumerar otros elementos que ocasionan estrés abiótico en los cultivos como la radiación ultravioleta, los fenómenos meteorológicos (granizo, viento, tempestades), la contaminación del medio físico (metales pesados, lluvia ácida, etc).

Alcance económico del estrés abiótico en la producción vegetal.

El estrés abiótico tiene un impacto económico significativo en la producción vegetal a nivel mundial. Las pérdidas de cultivos debido al estrés abiótico representan miles de millones de dólares cada año. Las sequías prolongadas y las temperaturas extremas pueden reducir drásticamente los rendimientos de los cultivos, lo que resulta en pérdidas económicas para los agricultores y aumenta los precios de los alimentos para los consumidores. Además, el estrés abiótico puede comprometer la calidad de los productos agrícolas, lo que también afecta su valor económico.

Medios de control del estrés abiótico.

Afortunadamente, existen diferentes medios de control para mitigar los efectos del estrés abiótico en la producción vegetal. Algunas estrategias comunes incluyen:

  1. Riego adecuado: El suministro de agua en la cantidad y momento adecuados puede ayudar a las plantas a resistir la sequía y mantener su metabolismo activo. El riego por goteo y otros sistemas de riego eficientes pueden ayudar a conservar el agua y asegurar su distribución precisa a las plantas.
  2. Mejora de la estructura del suelo: La adición de materia orgánica al suelo puede mejorar su estructura y capacidad de retención de agua, lo que ayuda a reducir los efectos negativos de la sequía y la salinidad.
  3. Selección de variedades resistentes: La selección de variedades de cultivos resistentes al estrés abiótico es una estrategia importante. Los programas de mejoramiento genético buscan desarrollar variedades que sean más tolerantes a las condiciones adversas, como sequías, altas temperaturas o suelos salinos.
  4. Aplicación de nutrientes: Mantener niveles adecuados de nutrientes en el suelo y proporcionar una fertilización equilibrada puede fortalecer la resistencia de las plantas al estrés abiótico. Los fertilizantes pueden suministrar nutrientes esenciales y corregir deficiencias nutricionales.
  5. Uso de reguladores de crecimiento y bioestimulantes: Los reguladores de crecimiento y los bioestimulantes pueden ayudar a las plantas a enfrentar mejor el estrés abiótico al promover su crecimiento y desarrollo, mejorar su tolerancia al estrés y fortalecer su sistema inmunológico. A modo de ejemplo, los extractos de algas contienen precursores de hormonas vegetales y compuestos que mejoran la tolerancia al estrés, mientras que los ácidos húmicos y fúlvicos mejoran las propiedades físico-químico-biológicas de los suelos, reduciendo así los efectos negativos de la sequía y la salinidad.

Cultivo de pimientos tipo italiano

Estrés biótico en plantas.

Los bioestimulantes, a pesar de no tener una finalidad principal de control del estrés de origen biótico, también pueden ayudar a las plantas a enfrentarlo al fortalecer su sistema inmunológico y mejorar su capacidad para resistir los ataques de plagas y enfermedades. Por ejemplo, algunos bioestimulantes contienen microorganismos benéficos que promueven el equilibrio microbiológico del suelo, lo que reduce la presencia de patógenos y ayuda a prevenir enfermedades. Además, ciertos compuestos presentes en los bioestimulantes pueden actuar como repelentes naturales para insectos y malezas, reduciendo así su impacto negativo en los cultivos.

En resumen, los bioestimulantes son una solución prometedora para ayudar a las plantas a enfrentar los diferentes tipos de estrés a los que están sometidas. Estos productos agrícolas, que contienen sustancias naturales y microorganismos benéficos, estimulan los procesos fisiológicos de las plantas y mejoran su capacidad para tolerar el estrés abiótico y biótico. Al mejorar la resistencia de las plantas, los bioestimulantes pueden contribuir a un crecimiento más saludable, una mayor productividad y una mejor calidad de los cultivos. A medida que la agricultura sostenible se vuelve cada vez más importante, los bioestimulantes se presentan como una herramienta valiosa para promover la salud integral de los cultivos y reducir el uso de productos de síntesis en la producción agrícola.

Bioestimulantes agrícolas para el control del estrés

Soluciones JISA para control del estrés abiótico de los cultivos.

Dentro de la paleta de soluciones bioestimulantes de JISA, un primer capítulo lo constituyen los activadores metabólicos, que son formulaciones que permiten una rapidísima activación y/o reactivación de los cultivos en base a combinaciones multi-ingrediente de las mejores materias primas. Pueden utilizarse para control de episodios de estrés de diferente etiología (térmico, hídrico, osmótico, salino, mecánico, etc), tanto en previsión del mismo como a posteriori. Estos productos pueden ser aplicados en momentos muy diversos del ciclo vegetativo en función de la aparición de los fenómenos de estrés.

Otra gama de bioestimulantes JISA, serían los llamados inductores fisiológicos, que enfocan etapas muy específicas del desarrollo vegetal en las que se pueden presentar fenómenos de estrés que merman el desarrollo de los cultivos. Algunos son específicos para las fases de enraizamiento, otros para brotación y crecimiento vegetativo, los hay indicados para las etapas de floración y cuajado, otros se centran en fases de desarrollo o maduración de los frutos, etc.

Una sección muy importante y destacada es la de mejoradores de suelo. Aquí encontramos extractos húmicos formulados en base a leonardita de alta calidad, que corrigen situaciones desfavorables a nivel de suelos. También hay productos puestos a punto para mitigar los problemas producidos al regar con aguas de alta conductividad eléctrica o por suelos con altos contenidos en sales sódicas.

Bioestimulantes agrícolas para el control del estrés

Además, JISA dispone de una gama de bioestimulantes microbiológicos con los que el productor agrícola puede combatir los estreses abióticos de varios orígenes, teniendo además un efecto indirecto sobre estreses de naturaleza biótica, mediante un mecanismo de ocupación del nicho ecológico, nunca mediante una actividad biocida directa.

Esta sería una enumeración somera de algunas tipologías de productos de interés de JISA para enfrentar los problemas de estrés abiótico en los cultivos. Para mayor exactitud en la información de composiciones, efectos y beneficios sobre los diferentes cultivos, así como dosis, momentos de aplicación y mezclas, les emplazamos a ponerse en contacto con los técnicos de JISA y/o los diferentes Distribuidores y colaboradores con los que JISA opera en las diferentes zonas agrícolas.

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