El Fosfito potásico como fungicida es una de las herramientas disponibles para el agricultor dentro del campo del biocontrol, con interés, además, para una agricultura ecológica.

En la búsqueda constante de soluciones eficaces y sostenibles para la protección de cultivos y en este contexto, los fosfitos han emergido como herramientas valiosas, destacando entre ellos el fosfito potásico por su notable acción fungicida. Este compuesto, más allá de su aporte nutricional, despliega una estrategia defensiva única en las plantas, convirtiéndose en un aliado fundamental para el agricultor profesional.

Introducción a los fosfitos.

A menudo confundidos con los fosfatos, los fosfitos (PO33-) presentan una estructura química distinta que les confiere propiedades singulares. Mientras los fosfatos (PO43-) son la forma principal en que las plantas asimilan el fósforo para procesos metabólicos esenciales como la fotosíntesis y la transferencia de energía, los fosfitos, aunque contienen fósforo, no son directamente utilizables como fuente primaria de este nutriente. Sin embargo, su valor en la agricultura reside en su capacidad bioestimulante y, esencialmente, en su acción protectora frente a patógenos.

La singularidad de los fosfitos radica en su alta movilidad sistémica dentro de la planta. A diferencia de muchos fungicidas tradicionales que actúan por contacto o tienen una movilidad limitada, los fosfitos son absorbidos tanto por las hojas como por las raíces y se translocan rápidamente a través del xilema y el floema. Esta capacidad de moverse bidireccionalmente asegura una protección integral de la planta, alcanzando incluso los nuevos brotes y raíces, así como las partes más internas.

Phytophthora infestans en tallo de hortaliza

El fosfito potásico como fungicida de doble acción.

El fosfito potásico (KH2PO3 o K2HPO3) combina los beneficios del ión fosfito con el aporte de potasio, un macronutriente esencial para múltiples funciones fisiológicas, incluyendo la regulación hídrica, la activación enzimática y la mejora de la calidad de los frutos.

Sin embargo, su principal reconocimiento en el ámbito fitosanitario proviene de su eficaz acción fungicida, particularmente contra hongos Oomicetos. Estos, también llamados «hongos acuáticos», son un grupo de microorganismos que pueden causar enfermedades en plantas, aunque son más comunes en ambientes acuáticos y de ahí su nombre popular. Entre los más conocidos están la Phytophthora infestans, Phytophthora ramorum y Pythium ultimum.

Acción directa del fosfito potásico sobre el hongo.

El mecanismo de acción del fosfito potásico es doble. Por un lado, ejerce una acción directa sobre el patógeno.

El ión fosfito interfiere en el metabolismo del hongo, específicamente en la fosforilación oxidativa, un proceso vital para la producción de energía. Al interrumpir esta ruta metabólica, inhibe el crecimiento del micelio y la producción de esporas, frenando así el desarrollo de la enfermedad.

Acción del fosfito potásico como inductor de las defensas naturales de la planta.

Por otro lado, y quizás de manera más significativa, el fosfito potásico actúa como un potente inductor de las defensas naturales de la planta.

Al ser reconocido por la planta como una molécula señalizadora de estrés, similar a las producidas durante un ataque patogénico, desencadena una serie de respuestas defensivas.

Estas incluyen la producción de fitoalexinas (compuestos antimicrobianos naturales), el fortalecimiento de las paredes celulares mediante la deposición de lignina y calosa, y la activación de enzimas relacionadas con la defensa (PR proteínas).

En esencia, el fosfito potásico «alerta» y «prepara» a la planta para combatir la infección de manera más eficaz, un fenómeno conocido como Resistencia Sistémica Adquirida (SAR).

Enfermedades controladas por el fosfito potásico.

El fosfito potásico ha demostrado una alta eficacia en el control de enfermedades causadas por hongos Oomicetos, un grupo particularmente problemático en numerosos cultivos. Entre las patologías más importantes que controla destacan:

  • Mildius: Causados por géneros como Plasmopara spp. (vid), Peronospora spp. (hortalizas, tabaco), Pseudoperonospora spp. (cucurbitáceas) y Bremia spp. (lechuga).
  • Gomosis y Podredumbre del cuello y raíz: Provocadas por diversas especies de Phytophthora spp. en cítricos, aguacate, frutales de hueso y pepita, fresa y ornamentales.
  • Aguado de los cítricos: También causado por Phytophthora spp.
  • Tristeza o seca del pimiento: Ocasionada por Phytophthora capsici.

Si bien su principal fortaleza reside en el control de Oomicetos, investigaciones recientes sugieren también cierta actividad contra otros tipos de hongos, ampliando potencialmente su espectro de acción, aunque su uso primordial sigue centrado en las enfermedades mencionadas.

Tratamientos sobre cultivo con fosfito potásico

Formas de aplicación del fosfito potásico.

La versatilidad del fosfito potásico permite su aplicación a través de diferentes métodos, adaptándose a las necesidades específicas del cultivo y del momento fenológico del mismo.

Por una parte, está su aplicación foliar como método más común. Gracias a su rápida absorción y sistemia, la pulverización sobre las hojas asegura una distribución eficiente por toda la planta. Es importante asegurar una buena cobertura del follaje para maximizar la absorción, pudiendo añadir un mojante en aquellos cultivos de hojas cerosas, como en cítricos, ajos, puerros, cebollas, etc.

Para su aplicación al suelo, en fertirrigación a través del sistema de riego por goteo, el fosfito potásico puede ser absorbido por las raíces y transportado hacia la parte aérea. Este método es particularmente útil para el control de patógenos del suelo como Phytophthora y para proporcionar una protección prolongada.

En tratamientos sobre troncos y heridas de poda, sobre todo en los cultivos leñosos, la aplicación directa ya sea en pintura o inyección, puede ser eficaz para combatir gomosis y otras enfermedades propias de estas zonas de la planta.

Y en el caso de tratamiento de semillas y plántulas, la aplicación en etapas tempranas proporciona protección desde el inicio del ciclo de cultivo.

Dosis y momento de aplicación.

Respecto a la dosis y el momento de aplicación son factores clave para el éxito del tratamiento, y esto va a depender en gran modo según el formulado comercial que se utilice.

Generalmente, se recomienda iniciar las aplicaciones de forma preventiva, antes de que las condiciones ambientales sean favorables para el desarrollo de la enfermedad o ante los primeros síntomas. La frecuencia de aplicación dependerá de grado potencial de la enfermedad, las condiciones climáticas y el ciclo del cultivo, siguiendo siempre las recomendaciones específicas del fabricante y la normativa vigente.

Es importante destacar que el fosfito potásico se integra perfectamente en programas de Gestión Integrada de Plagas (GIP) y producción ecológica. Su modo de acción único, que combina el efecto directo sobre el patógeno con la inducción de defensas de la planta, lo convierte en una importante herramienta para reducir la dependencia de fungicidas con mecanismos de acción más específicos y propensos a generar resistencias. Además, su bajo perfil toxicológico y su clasificación, en muchos casos como fertilizante o bioestimulante, facilitan su manejo y aceptación en el sector.

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