Si bien, en este artículo vamos a tratar aspectos sobre un plan de abonado de la papaya, es importante ver su cultivo en su contexto internacional y nacional como fruta tropical.
Estamos ante una fruta que, en el mercado europeo en concreto, mantiene una tendencia de crecimiento sólido y sostenido, fruto de un interés progresivo por parte del consumidor, interesado en una alimentación más saludable, en base a nuevos sabores y explorar diversas experiencias gastronómicas.
El creciente mercado de la papaya.
Sobre el origen de la Carica papaya, conocida popularmente como papaya, se sitúa en las regiones tropicales de México y Centroamérica. Con el tiempo, su cultivo se ha extendido en gran número de las zonas tropicales y subtropicales del planeta, entre ellas España, siendo actualmente la tercera fruta tropical más producida en volumen, solo por detrás del mango y la piña. Este interés por su cultivo, entre otros factores, reside en su alto potencial productivo y la capacidad de ofrecer cosechas durante todo el año en climas adecuados.
Los principales países productores de papaya son India y Brasil, si bien su mercado interno absorbe la inmensa mayoría de su producción. Por ejemplo, en el caso de Brasil destina menos del 2 % de su cosecha a la exportación. Así, México, con el mercado norteamericano como el principal destino, es mayor exportador de esta fruta. Y en este contexto, el cultivo de la papaya en España supone una oportunidad competitiva estratégica por su cercanía al gran mercado de consumo europeo.
El interés del consumidor por la papaya.
Este creciente interés por la papaya a nivel de consumidor, a los demás factores ya mencionados, hay que añadirle el excepcional perfil nutricional y sus beneficios funcionales para la salud. De hecho, hay quienes la posicionan en la categoría de «superalimento».
Por ejemplo, una sola fruta de tamaño mediano, aporta más del 224 % de la ingesta diaria recomendada de vitamina C, cifra que supera con creces a las de otras muchas frutas.
Además, es rica en vitamina A, folato, fibra y minerales como el magnesio y el potasio. Y destaca su atributo más distintivo: la enzima proteolítica papaína, que facilita la digestión de las proteínas y tiene importantes aplicaciones en la industria alimentaria, farmacéutica y cosmética.
Cultivo de la papaya en España.
España, gracias a su posición geográfica privilegiada y potencial tecnológico agrícola, es el principal productor de frutas tropicales de la Unión Europea. Y en él, la papaya va ganando cuota de mercado frente a las importaciones de otros países.
En este contexto, el cultivo de papaya en España, presenta dos regiones y dos modelos productivos: el de las Islas Canarias y el de la península ibérica.
Cultivo de la papaya en las Islas Canarias.
La agricultura en Canarias es singular. El cultivo de la papaya en las Islas Canarias se considera tradicional y forma parte del paisaje agrícola desde hace más de dos siglos. Destacar que su cultivo comercial se ha ido profesionalizando de forma acelerada en las últimas décadas.
Su producción se estima en aproximadamente 285 hectáreas, y se concentra principalmente en las islas de Tenerife con unas 153 hectáreas y en Gran Canaria con 121. A mucha más distancia, también hay cultivo de papaya en las islas de La Gomera con unas 4,3 y en La Palma con unas 3 hectáreas.
El modelo de cultivo canario está basado el uso de invernaderos, que cubren entre el 86 % y el 97 % de la superficie total. Su empleo no va dirigido a combatir los fríos extremos, sino para proteger el cultivo del viento (un factor limitante en las islas), optimizar las condiciones de temperatura y humedad, con el fin de crear un microclima más estable para favorecer una producción continua y de mayor calidad.
Cultivo de la papaya en la península ibérica.
De las Islas Canaria, el cultivo de la papaya desembarco reciente en la península ibérica, especialmente impulsado por la investigación y la innovación de entidades como la Fundación UAL-ANECOOP y la Estación Experimental de Cajamar, que mediante ensayos demostraron la viabilidad técnica y económica del cultivo bajo invernadero en el sureste español.
Aprovechando el microclima subtropical de las costas de Almería, Granada, Málaga y, más recientemente, la Región de Murcia, la superficie actual en esta zona se estima en más de 100 hectáreas cultivadas bajo invernadero.
El éxito de la papaya en la península es indisociable del invernadero, sobre todo el tipo parral o raspa y amagado, muy asentado en la provincia de Almería. Aunque de tecnología relativamente sencilla, permite recrear las condiciones tropicales que la planta necesita. A diferencia del cultivo en Canarias, la función principal del invernadero sí es proteger al cultivo de las bajas temperaturas invernales, así como manejar la humedad ambiental para optimizar la producción y minimizar riesgos fitosanitarios.
Variedades de papaya cultivadas en España.
La selección varietal siempre es un factor estratégico en un cultivo, y en la producción de papaya especialmente, ya que determina no solo la productividad y la adaptación al medio, sino también la aceptación del producto en el mercado.
En este contexto, en España hay una clara evolución en las preferencias del mercado, con tendencia hacia frutos de mayor tamaño. Si inicialmente, el mercado mostraba interés por variedades de calibre pequeño (350-600 g) como las del tipo ‘Solo’ o ‘Sunrise’, la tendencia actual se inclina decididamente hacia frutos de mayor tamaño, con un peso que oscila entre 1,200 y 1,600 gramos por pieza, similar al tipo ‘Formosa’ que domina las importaciones desde Brasil.
Variedades de papaya cultivadas en la península ibérica.
La producción peninsular se basa casi exclusivamente en híbridos de origen mexicano, como ‘Intenzza’, ‘Siluet’, ‘Sensation’, ‘Caballero’ y ‘Alicia’, con plantas de porte bajo o medio para adaptarse a la altura limitada de los invernaderos tipo parral, que oscilan entre los 2 a 4 metros.
También, variedades con una alta productividad para rentabilizar la inversión; una buena tolerancia a las temperaturas más frescas del invierno para asegurar la continuidad de la producción; y frutos de excelente calidad, con forma aperada y homogénea, altos grados Brix y una buena vida postcosecha.
Variedades de papaya cultivadas en las Islas Canarias.
En las Islas Canarias, el catálogo varietal es más amplio. Además de los híbridos mexicanos, que también han ganado una cuota de mercado importante, se siguen cultivando variedades más tradicionales.
Entre ellas destacan ‘Maradol’, de origen cubano, que produce frutos de gran calibre y pulpa roja; ‘Red Lady’, de porte alto y buena productividad; ‘BH-65’, una variedad tipo ‘Solo’ de origen sudafricano, de porte bajo y frutos muy dulces; y la clásica ‘Sunrise’.
Mención especial merece la variedad local ‘Sweet Mary’, originaria de Tenerife, muy apreciada en el mercado canario por su excepcional dulzor y su textura carnosa y firme.
Requerimientos de cultivo de la papaya.
La productibilidad del cultivo de papaya depende de tener cubiertas sus exigencias edafoclimáticas. Una de ellas es la temperatura, siendo este el factor más crítico y limitante. El rango óptimo para un desarrollo vigoroso y una producción de alta calidad se sitúa entre los 21 y 33 °C.
La luminosidad es otro factor clave ya es una planta heliófila que requiere una alta intensidad lumínica para una actividad fotosintética eficiente, sabiendo que, una buena exposición a la luz se traduce directamente en frutos más dulces y una mayor productividad.
Respecto a las necesidades de humedad relativa ambiental, el nivel óptimo debe situarse entre el 60 % y el 85 %. Por debajo del 60%, aparecen los problemas de cuajado de frutos y también se crean las condiciones ideales para la proliferación de la araña roja, la principal plaga del cultivo en invernadero.
Y respecto al suelo, la papaya exige que posea un drenaje perfecto. Sus raíces son extremadamente sensibles a la falta de oxígeno y un problema de encharcamiento, puede provocar la pudrición radicular en menos de 48 horas.
Plan de fertilización del cultivo de papaya.
Siguiendo con los requerimientos de cultivo de la papaya, estamos ante un frutal con una elevada demanda hídrica, sobre todo durante la fase de desarrollo y llenado de los frutos. En este contexto, el sistema de riego adoptado en toda España es el riego por goteo, por lo que básicamente estamos hablando de un plan de fertirrigación para su cultivo.
Estas necesidades hídricas del cultivo son dinámicas y varían a lo largo del ciclo, ciclo, siendo bajas en las fases iniciales a multiplicar por seis en los momentos de máxima producción y demanda evapotranspirativa.
Por otra parte, la papaya es un cultivo de crecimiento rápido y alta producción, lo que conlleva una elevada extracción de nutrientes. Por todo ello, un correcto plan de fertirrigación se debe adaptar a las necesidades específicas de cada fase fenológica.
En términos generales, en su implantación y durante los primeros meses, la prioridad se centrará en el desarrollo vegetativo y radicular, por lo que se debe asegurar un suministro adecuado de Nitrógeno (N) y, sobre todo, Fósforo (P), esencial para la formación de un sistema de raíces potente.
Con la planta ya establecida, entramo en una etapa crítica, la de floración y cuajado. En ella, los micronutrientes como el Boro (B) y el Zinc (Zn) adquieren una importancia relevante. El boro es fundamental para la viabilidad del polen y el desarrollo del tubo polínico, mientras que el zinc participa en la síntesis de hormonas que regulan el cuajado y el desarrollo inicial del fruto.
Una vez cuajados los frutos, entramos en otra fase muy importante como es la del desarrollo y llenado del fruto. En ella, el macronutriente más demandado es el potasio (K) y actúa como el principal transportador de azúcares desde las hojas hasta los frutos, influyendo directamente en el calibre, el peso y el contenido de sólidos solubles (°Brix). Paralelamente, el Calcio (Ca) es crucial para mantener la integridad estructural de las paredes celulares, lo que se traduce en una mayor firmeza de la pulpa, una mejor vida postcosecha y la prevención de fisiopatías como la podredumbre apical (blossom-end rot).
La fertilización de la papaya en la península y en la Canarias.
Aunque las necesidades nutricionales intrínsecas de la planta son las mismas, el manejo de la fertilización presenta matices significativos entre las dos grandes zonas de producción españolas.
En los invernaderos de la península, con suelos típicamente arenosos, de baja fertilidad y escasa capacidad de retención, el sistema de cultivo se asemeja a un sistema hidropónico sobre sustrato. La fertirrigación es la fuente casi exclusiva de nutrientes, lo que exige un control extremadamente preciso de la composición, el pH y la conductividad eléctrica de la solución nutritiva para evitar tanto deficiencias como toxicidades.
En Canarias, donde los suelos suelen ser de origen volcánico, con una estructura más compleja, el manejo de la fertilización puede ser más integrado. Es común combinar la aplicación de enmiendas orgánicas de fondo, como estiércol bien compostado, con un programa de fertirrigación complementario. Esta estrategia aprovecha en mayor medida la fertilidad intrínseca del suelo y su capacidad de amortiguación, permitiendo un manejo nutricional ligeramente diferente.
Al margen de todo ello, un programa de fertilización profesional debe ser dinámico y basarse en un diagnóstico preciso, comenzando con un análisis de suelo y agua antes de la plantación y ajustándose periódicamente mediante análisis foliares para conocer el estado nutricional real del cultivo.
Para cualquier duda o consulta técnica sobre el cultivo de la papaya, tienen a su disposición el equipo técnico-comercial de JISA que puede ayudarles a obtener unos rendimientos óptimos en su plantación.